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Papas fritas al vinagre y Cream Soda


«En sentimiento como en química, nada se crea, nada se pierde.» (Alfred Capus)


Nunca fui muy buena en química en la escuela. ¡Soy una artista, no una científica! ¿Tengo cara de química, de todos modos? ¿Verdad que no? Nyet, nyet, nyet. Tengo más bien la cara de una mujer que hace ejercicio en el gimnasio olvidando de quitarse el maquillaje antes y de repente se encuentra con ojos de mapache después de una hora de golpear un heavy bag a puñetazos. Incluso eché a perder un preparado para pastel (de los vendidos en caja) cuando era más joven, es poco decir como la química y yo, no nos queremos mucho. Duncan Hines seguramente estaba super avergonzado de que yo desechara así su creación. Estudié alemán y literatura en el colegio, no ciencias puras. Peor aún, no soy muy buena en matemáticas.



Dicho esto, si no soy una futura ganadora del Premio Nobel de química con mi bata blanca y mis probetas, sigo siendo excelente en química humana. Sí, la química humana, esta ósmosis que podemos desarrollar con otros en el amor, en la amistad o en cualquier comunidad, me viene de forma natural. Esta química también es la mejor química del universo. Se siente como un chocolate caliente en pleno invierno, una cerveza fría en uno de esos días calurosos o un viaje en avión hacia unas vacaciones prometedoras. Hace que mi corazón palpite un poco ... y me de ganas de “la cosa”. You know what I mean, come on. Algo como: Boom boom boom boom, I want you in my room[1]... Yaaaa, no es verdad, estoy bromeando. Prefiero dormir sola en mi gran cama con una sudadera con capucha cerrada con cremallera hasta el cuello y envuelta en un burrito de cobijas. Incluso ni mi novio tiene acceso a las puertas del cielo. Hell yeah, yo soy así de aburrida. True story.


Tienes que entender que soy un animalito difícil de abordar. Soy nerviosa, ansiosa y no dejo que cualquier persona se meta en mi burbuja. Soy muy “Covid 19”, básicamente. ¡Sííí, es cierto! No dejo que mucha gente me toque, soy un gato salvaje (nota bene: usé el masculino aquí. VOLUNTARIAMENTE). Y como cantaba Marjo, una cantante canadiense: no domesticamos gatos salvajes[2]. Ocupo que el movimiento venga de mí y que me decida a "aceptar" los brazos abiertos que tenga bajo la nariz. Solo unas pocas personas tienen el privilegio de decir que logran abrazarme. Soy feroz, así es. La bestia no se deja acariciar fácilmente, aunque dé la impresión de ser muy sociable. A mí, para que se me acerquen, necesito un toque mágico. Una fórmula especial. Un código secreto. Necesito mariposas en mi estómago. Necesito tener confianza y sentir algún tipo de energía. Necesito química. Apuesto a que tú también la necesitas. La química es vital. Es la base de la vida. Tú y yo estamos llenos de vida. Es una evidencia.


La química es lo que te hace querer fornicar con un completo extranjero (pardon my French), enamorarte del amor, de la idea del amor o de verdad a lo grande ... Caerle bien a un amigo (y a veces, ¡bang!, realmente caemos de bien alto, ¡es una caída suprema!). La amistad puede ser la voltereta mas bonita que sea, con una química muy fuerte y efervescente. Porque sí, en la amistad, la magia aún puede operar y abrirnos a un bienestar que puede no ser sexual, pero que satisface todas las demás necesidades. Los amigos más grandes no solo se ríen juntos o hacen que llueva y brille el sol, comparten partículas de momentos químicos inolvidables. Yo tengo un don para la química amistosa. Desde que era joven, cultivé amistades mucho mejor que cultivé mis plantas (¡todas mueren, sin excepción, pues!). Conozco a mi mejor amiga desde que estaba en la secundaria, probablemente sea ella el contrario de lo que soy, pero siempre nos complementamos como dos polos de un imán. Y estamos locas juntas. ¿O tal vez somos locas a tiempo completo pero nos damos cuenta de nuestra locura solo cuando estamos juntas? Pues, este es un tema completamente diferente.


Mejor hablemos de la cama. Porque en la cama tampoco está mal la química. Ella borra todas las preguntas que generalmente nos traumatizan, transformando penes pequeños en penes cómodos, senos pendiendo en senos aplaudiendo, dad bods en cojines de seguridad (¡a mi me gustan los dad bods!) y mujeres tímidas en leonas. ¡No seas puritano! ¡Todos queremos esa química! Es más afrodisíaca y estimulante que cualquier cuento de hadas. La combinación de algunas parejas es a veces motivo de chismes, ¿no te has dado cuenta? Nos decimos a nosotros mismos que dos personas se ven raras juntas, que no parecen encajar, que hay un choque monstruoso entre sus personalidades. Lo que no entendemos es su fórmula química única, como la de una fragancia personalizada. Estas parejas a menudo son tan fusionales, tan perfectamente imperfectas o tan complementarias que no puede haber otro resultado que verlas perdurar en el tiempo, contra todos los pronósticos. Porque en la cama como en la vida, se necesita un poco de chispa. Esto no existe en lo superficial. Solo se encuentra en el fondo del corazón ... y en los órganos reproductivos. Se necesitan absolutamente ambos ingredientes, porque la química del colchón sigue siendo insuficiente para alimentar una vida entera de convivencia con un individuo, sin importar cuán sexy sea. Porque un pene y una vagina necesitan descansar de vez en cuando, pero la cohabitación, ella nunca duerme.


La química, es Cupido con sus flechas, es un postre pero dos cucharas, es la hada madrina de Cenicienta o la Campanilla de Peter Pan. Es glotonería y lujuria al mismo tiempo, sexo en un baño público, es acostarse arrimaditos con el ser querido o una tarde de cócteles con amigos filosofando sobre la vida. Es conocer a alguien mayor o más joven, pero ignorar la diferencia de edad e irse de vagos juntos para descubrir el mundo. Son dos ancianos que caminan tomados de la mano. O un flechazo atronador. Es el bebé colgado al seno de su madre. Somos tú y yo quienes dejamos pasar la corriente a través de una gran sonrisa, ojos risueños y una de esas charlas en la cual estamos de acuerdo de estar en desacuerdo.


Las reacciones químicas son agradables cuando se usa la dosis correcta. Porque no quisieramos volar la casa, ¿verdad? ¿O tal vez sí? Después de todo, es espectacular cuando dos personas se encuentran y conectan en el primer momento. A veces es simplemente inexplicable. Sucede, punto, como 1 + 1 = 2. En otras ocasiones, ciertamente se podría argumentar que ya no es química, sino física. O fisicoquímica, aún mejor, pues. Dos seres estaban simplemente destinados a desearse como locos el uno al otro, con o sin mañana y de repten chocan. Le gusta todo de ella: su pecho, la curva de sus muslos, sus labios finos, sus manitas. Ella está fascinada por la amplitud de sus hombros, por su barba de dos días, por su culo (¡sí, su culo!), por el olor de su perfume. Básicamente, es más biología. Un curso de anatomía 101 con la descripción: "Análisis ultra profunda de la anatomía humana". That’s it, that’s all. Por más que decimos que la apariencia física no importa, algo en el otro debe a pesar de todo excitarnos un poco, ¡aunque solo sean las manos o los ojos! Por lo demás, todos los gustos están en la naturaleza. O casi. Sí, casi.


A veces basta pensar en un cinco de tréboles para que aparezca el cinco de tréboles al girar la última carta de la baraja, otras veces el mago se ayuda un poco, pero el resultado sigue siendo el mismo y genera las mismas palpitaciones. En definitiva, cuando hablamos de química humana, podemos dejar que la vida siga su curso y confiarle su destino... o bien estudiar la fórmula para que la poción sea perfectamente explosiva cada vez: Una buena dosis de oxitocina (la hormona de la confianza, al parecer, la que nos impulsa a quitarnos el brasier), mucha adrenalina (es cuando nos ponemos rojo como un tomate y de repente sentimos que estamos en plena menopausia) y un toque de dopamina (el pellizco en la parte inferior del abdomen y la sensación de borrachera después de una sola cerveza), el cual machaca la pizca de serotonina que nos queda (aquí es cuando el hombre empieza a pensar con el pito porque toda su sangre ha cambiado de rumbo). Mucho "ina" en este cóctel, de hecho, y un poco de feromonas para sazonar (¡ese es nuestro pequeño olor a sudor, esto!), ya que somos sobre todo mamíferos y un mamífero usa su nariz al límite.


Hay fórmulas químicas que, aunque bien establecidas, no satisfacen todas las necesidades. La dosis puede causar efectos secundarios no deseados o sobredosis cuando se abusa. Para que la química funcione bien, se necesita justo lo suficiente de orgullo y de ego, un toque de capacidad a reirse de sí mismo, mentalidad abierta y puntos en común. Esta es la base. Después de eso, la fórmula varía de persona a persona. Es como nuestro gusto por las papas fritas. A mí me gustan las patatas fritas a sabor de vinagre balsámico y cebolla dulce Miss Vikie’s y para beber, Cream Soda. Si prefieres los Doritos a sabor de ketchup y el Diet Pepsi, ¡good for you! Algunos se sienten presionados por encontrar una pareja que tenga los mismos gustos que ellos. Otros como yo solo necesitan que alguien le permita elegir qué papas fritas y qué refresco prefieren en el supermercado, incluso si eso significa comprar dos tipos diferentes para mantener a todos contentos. Si tengo un antojito, más vale que tengas el tipo adecuado de patatas fritas para satisfacerme y el tipo adecuado de refresco para hacerlas pasar.


Ninguna concesión con las patatas fritas y el refresco, consejo de amiga. Guarda tus concesiones para las cosas que realmente importan y la magia funcionará, hasta sin ningun abracadabra.



[1] Canción de los Vengaboys. [2] Referencia a la canción Les chats sauvages, de Marjo.

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| par La vie est un piment

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